jueves, 14 de marzo de 2019

Sobre el caso del Boeing 737 MAX: El debate en materia de seguridad por la automatización

La empresa Boeing atraviesa por un difícil momento: en menos de 5 meses su histórico legado de seguridad se ha puesto en entredicho luego de que su nuevo modelo B737 MAX se vio involucrado en dos accidentes que cobraron la vida de cientos de personas.

Mientras varios países y aerolíneas prohibían el uso de la aeronave, la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) sostenía que el modelo de avión era seguro, hasta el miércoles de esta semana cuando explicó en un tuit que nuevas pruebas desde el sitio del accidente en Etiopía "junto con datos satelitales" llevaron a la decisión de dejar en tierra a estos aviones. La decisión se mantendrá vigente hasta que se culminen las investigaciones de la aeronave siniestrada en Etiopía.

El caso del Boeing 737 MAX ha generado preocupación en materia de seguridad aeronáutica porque evidencia que la industria se está enfocando primordialmente en la automatización y la búsqueda de la eficiencia, y no está considerando el adecuado entrenamiento para los pilotos al incorporar nuevas tecnologías.

Leí en un artículo del diario El País, que un capitán de American Airlines, llamado Denni Tajer, quien también es portavoz de la organización estadounidense Allied Pilots Association, admitió que el entrenamiento que realizó para familiarizarse con la cabina del nuevo modelo de avión B737 MAX consistió en una sesión de algo más de una hora en un iPad. Tajer notó que los sistemas eran parecidos al del original Boeing 737, por eso él asumió que las diferencias serían cosméticas.

Tal como comenta el portavoz de Allied Pilots Association, se asumió que el avión era un modelo mejorado del B737 sin cambios relevantes.  Por eso, en un artículo que compartí ayer en mi red, hicimos hincapié en que el modelo B737 MAX tiene diferencias significativas que ponen en tela de juicio si se trata realmente del mismo B737. El B737 MAX tiene motores más grandes que el B737 original, para hacerlo 14 % más económico que la generación anterior. Adicionalmente tiene un sistema automático para mantener su estabilidad.

Vale la pena mencionar el comentario del presidente de los Estado Unidos, Donald Trump: “Los aviones se están volviendo demasiado difíciles de volar. Lo pilotos ya no son necesarios, sino científicos en computación del MIT. Lo veo todo el tiempo en muchos productos. Siempre tratando un innecesario paso adelante, cuando a menudo lo viejo y lo más simple es mucho mejor. Se requiere tomar decisiones en fracción de segundos y la complejidad crea peligros…Quiero grandes profesionales del vuelo a los que se les permite hacerse del control de una aeronave de manera sencilla y rápida”.

Pero no se trata solo de los pilotos, también los entes reguladores afrontan un difícil reto para emitir un certificado de aeronavegabilidad, de por sí es sumamente complejo entender una aeronave, pero con la incorporación de nuevas tecnologías, estas se hacen aún más sofisticadas.

Sabemos que el transporte aéreo tiene uno de los niveles más altos de seguridad precisamente por su automatización, pero las autoridades y entes reguladores deben considerar el correcto entrenamiento y generar las condiciones para que las tripulaciones estén en capacidad de responder a las demandas de la nueva realidad operacional. 

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