Desde hace algunos
meses en Europa han dejado de operar varias aerolíneas low cost. Por mencionar
algunos casos recientes: la danesa Primera Air, la alemana Germania y la
británica Flybmi. A finales de marzo cesaron las operaciones de la islandesa
Wow Air. Otras aerolíneas consolidadas como la irlandesa Ryanair y la noruega
Norwegian, reportaron pérdidas.
Entre las
principales causas que encontramos están la feroz competencia de diversas
empresas que se disputan los vuelos cortos en Europa, lo cual favorece a
los consumidores a tener más disponibilidad de tickets económicos pero que sin
duda estrangulan el top line de aquellas aerolíneas con estructuras de costos
más pesadas, en este sentido empieza a generarse problemas para el cumplimiento
de los costos operativos y laborales. También la tendencia al alza de los
precios del petróleo en 2018, el crudo Brent -de referencia en
Europa- en enero 2018 tenía un precio de 56,62€ por barril mientras
que para octubre de 2018 costaba 70,56€. Actualmente se ubica entre los 58€ por
barril.
También no
se han considerado los cambios en la conducta y necesidades del consumidor. El
modelo de cobrar el precio más económico solo por transporte e ir aumentando la
tarifa dependiendo de los servicios adicionales que seleccione el pasajero,
está agotado ya que el éxito del mismo está en garantizar la colocación de
al menos 80% de los asientos disponibles mientras se controla de manera
rigurosa la estructura de costos, quedando muy poca maniobrabilidad para asumir
el impacto de factores externos como incremento de combustible, aparición de
nuevos competidores, caída en la demanda, renegociaciones sindicales (CBA o
Collective Bargaining Agreement por sus siglas en inglés) u otros.
La oferta de
las aerolíneas comerciales debe expandirse, pero lamentablemente algunas
aerolíneas tradicionales para competir con el modelo low cost, han querido
responder con una propuesta similar, modificando su estructura de costos para
brindar mejores precios, abriendo aerolíneas subsidiarias low cost o
modificando su modelo de negocio haciéndolo híbrido, es decir ofreciendo la
alternativa de pagar exclusivamente por los servicios que el pasajero desea
disfrutar y manteniendo al mismo tiempo la oferta de asientos en cabina
ejecutiva o primera clase.
El centro de
la batalla no debería ser el precio sino el consumidor. Las aerolíneas en la
era digital deben convertirse en plataformas que compitan por
brindar la mejor experiencia de viaje. Desde la elección del destino,
compra del boleto, experiencia de vuelo, selección del hotel y actividades a
realizar durante el viaje.
“El avión no es una
fuente de ingresos, es solo una herramienta”. Excelente frase de Evgeny
Mitelev, CEO at Business Corporation Hopperson, que resume la idea. Las
aerolíneas que sigan trabajando bajo el concepto anterior, donde la única y
principal vía de obtención de ingresos es el traslado del pasajero, encontrarán
en un futuro cercano el colapso.
En conclusión,
aunque el modelo de Low Cost es económicamente viable es muy difícil de
sostener en el tiempo debido a que los márgenes son tan bajos que cualquier
factor externo puede hacerlo insostenible, en tal sentido la diversificación de
ingresos y la disciplina en la estructura de costos son fundamentales para la
continuidad del negocio.